Nuestra Señora de la Reconciliación en Maipú.
Lima, 16/12/11, (Noticias del Sodalicio - Perú).
Maipú celebró a Nuestra Señora de la Reconciliación con alegría y gran devoción, cerca de mil personas asistieron a la Procesión Mariana organizada por la Familia Sodálite.
«¡Viva Nuestra Señora de la Reconciliación!, ¡Viva el Señor Jesús!, ¡Viva la Iglesia y el Papa Benedicto XVI!» Fueron parte de las arengas que expresaban públicamente la piedad a Jesús y María, y una adhesión a la Iglesia por las calles de Maipú. Así comenzó la Procesión de Nuestra Señora de la Reconciliación el pasado sábado 26 de noviembre, en donde cerca de mil fieles acompañaron a Santa María por las calles del sector.
«Me llenó de alegría la reverencia y el amor con que seguíamos en procesión a Nuestra Madre, en particular, porque veía en Ella el mejor camino para llegar a conformarme con el Señor Jesús», comenta Maribel Pilquinao (20), quien participó de la celebración.
La jornada estuvo llena de muestras de amor a Nuestra Madre.
Fue así como algunos conjuntos folclóricos de la comuna, le presentaron como ofrenda cantos y bailes típicos de diferentes zonas de Chile.
Incluso, le dedicaron una cueca en que se le llamaba «Estrella de la Vida».
«Cuando uno canta, canta con el alma, el corazón, y uno al cerrar los ojos ve a la Virgen, tiene la imagen en la mente, está con ella, conversa con ella, le canta a ella directamente.
Uno se olvida de que hay alguien observándolo, sino que está directamente conectado con ella», Comenta Ramón Cornejo (45), quien desde los 15 años se dedica a cantarles a María y a los Santos en el Canto a lo Divino, y quien en esta ocasión le dedicó unas décimas a Nuestra Señora de la Reconciliación.
Los pañuelos blancos y las banderas chilenas adornaron con colores todo el recorrido, mientras que los cantos y el rezo del Santo Rosario crearon un clima de oración y comunión con la Iglesia, pues durante toda la Procesión se ofreció por el pueblo chileno, las intenciones del Santo Padre y los más necesitados.
«Fue tan emocionante ver a nuestra Madre en medio de la calle, rodeada de tanta gente, lista para salir a anunciar a su Hijo, que se me salieron hasta las lágrimas de la emoción», dice María Contreras (75), quien participó de la Procesión.
Los niños también se hicieron presentes y homenajearon a Santa María con diversos símbolos fabricados por ellos mismos, entre estos un Rosario y el Inmaculado Corazón, además se encargaron de adornar las calles con flores.
Quienes tuvieron un papel muy importante durante la Procesión fueron los miembros de la Hermandad de Nuestra Señora de la Reconciliación, un grupo de hombres que reunidos en torno a María colaboran con su apostolado y la homenajean.
Su misión fue llevar a la Virgen durante todo el recorrido.
«El cargar es un privilegio y una forma de agradecer a María por la preocupación que tiene por cada uno de nosotros», dice Claudio Muñoz (48), miembro de la Hermandad.
«No sentí el cansancio ni tampoco el agotamiento, al contrario, mucha alegría y mucho gozo», agrega Félix Salinas, Coordinador General de la Hermandad en Chile.
Aquellos que sí sintieron el cansancio, no se dejaron vencer y siguieron el trayecto con el mismo ánimo que al inicio de la Procesión.
«La parte física de cargar me costó, pero en esos momentos pensaba en que Cristo sufrió mucho más cuando cargaba la Cruz, eso me daba más fuerzas a seguir y le ponía más empeño», dice Mario Bastías (18), otro miembro de la Hermandad, quien además agregó que «Fue muy emocionante, me sentí muy acogido por María y por mis hermanos de la Hermandad».
«Es un regalo de Dios poder acompañar el caminar de Nuestra Madre desde un servicio que, aunque pequeño, contribuyó a que los presentes pudieran acogerla en sus corazones y,
además, mostrarle al mundo la riqueza de nuestra fe»,
comenta Carolina Vásquez (25),
quien cooperó en la animación de la Procesión.
La Procesión fue organizada por la Familia Sodálite, que lleva doce años en Chile.
Culminó con la celebración de la Santa Misa donde se profundizó en la figura de Santa María en la advocación de Nuestra Señora de la Reconciliación,
y donde el mismo Señor Jesús,
a través de la Hostia consagrada se hizo presente con el
«He aquí a tu Madre»
que pronunció en la Cruz.